A tan sólo 45 minutos de Aalborg en Hirtshals se encuentra el oceanográfico que según dicen es el acuario más grande del norte de Europa, el Nordsøen Oceanarium. Tras sufrir las colas de Legoland y conocer las que se formaban a la entrada del Oceanografico de Valencia decidimos madrugar y estar allí para la hora de apertura. Cual fue nuestra sorpresa cuando el aparcamiento estaba prácticamente vacío (pensamos incluso que estaba cerrado) y apenas había gente en el interior.
Habiendo conocido el oceanográfico de Valencia, el Nordsøen Oceanarium no es demasiado grande y está formado fundamentalmente por dos zonas el Sealarium y el Oceanarium. El Sealarium es la zona dónde se encuentran las focas y el Oceanarium consta de un gran tanque central de 1.4 millones de litros de agua y una amplia exposición de diferentes peces y animales relacionados con el mundo marino.
Una de las grandes atracciones es que tanto en el Sealarium como en el Oceanarium, dan de comer a los animales, explicando (en danés) qué animales hay, cómo se alimentan, etc.
En la parte de Oceanarium, las dos mascotas principales son dos peces luna llamados Antón y Andrea que llegaron desde Barcelona hace unos años tras morirse el anterior pez luna en el trágico incendio que destruyó gran parte del oceanográfico.
Otra de las cosas que más nos llamó la atención, no sólo en este oceanográfico, sino también en otros sitios como en Legoland es que las atracciones, además de poderse fotografiar en todo momento, incluso dentro de museos (algo casi imposible en España), es que están muy orientados a la interacción con el visitante y sobre todo con los niños. Por ejemplo, había una parte en la que se podían tocar diversos animales marinos: cangrejos, estrellas de mar… o también se podían tocar y ver unos esqueletos de tiburón, animales disecados que se pueden tocar, etc… en general, cosas que hacen que la visita sea más amena y que los niños, en su afán de conocer, puedan hacerlo directamente. También suele haber zonas para niños de modo que en caso de que la visita se les haga pesada, puedan pasar un rato entretenido y los mayores también.
Interesante la visita, aunque se hace bastante rápida. En apenas 3 horas habíamos visto todo con tranquilidad aunque también hay que decir que no había nadie durante nuestra visita, con lo que pudimos ir a la velocidad que quisimos sin ser molestados. Vimos cómo alimentaban a las focas, comimos un menú de la cafetería (por fin alguna comida algo distinta) que estaba muy buena y finalmente vimos cómo daban de comer a Antón, Andrea, a los tiburones y al resto de fauna. Muy recomendable ver cómo los alimentan, no hay que salir del oceanográfico sin hacerlo.
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