Por tercera vez en estas últimas dos semanas, he servido como conejillo de indias humano (o cobaya o guinean pig como dicen por aquí) para un experimento sobre fatiga en el vasto lateral, vasto medio y biceps femoral durante contracciones dinámicas en la Universidad de Aalborg. Vamos, traducido, se trataba de estirar y encoger la pierna con toda tu fuerza 75 veces a una velocidad determinada.
¿Fácil, no? Pues sí, la teoría es fácil, pero cuando llegas a la práctica, te das cuenta que te tienen que afeitar parte de la pierna, aplicarte pasta abrasiva (un peeling en la pierna, vamos), pegarte 14 eletrodos a la pierna (embadurnados con gel conductor), atarte a un isocinético y empujar con todas tus fuerzas (si no es con todas tus fuerzas, se enfadan) las 75 veces. A partir de la contracción 30 se empieza a sufrir.
Realmente el mayor problema viene en la velocidad. Hice dos tandas, la primera a velocidad normal y otra a velocidad muy lenta. La de la velocidad lenta tienes que hacer mucho más esfuerzo al durar más el experimento.
¡Y cómo se pegaban los electrodos! Este fue el resultado una vez terminado el experimento.
La anécdota de la jornada: tenían el denominado pain clock, es decir, «reloj del dolor», que en mi caso era más bien lo contrario, ya que ese reloj medía el tiempo que tenía para descansar, pero otros no tuvieron tanta suerte como yo y era el reloj que les medía el interminable tiempo que queda hasta el final de su experimento.
No obstante, me lo pasé muy bien, aunque sudé un poco 🙂 Que podía haber sido peor, ¡con agujas y sueros!