Por primera vez en mucho tiempo, por fin un viaje largo me ha salido más o menos bien, sin contratiempos. Se trata de ir a Aalborg, Dinamarca donde me esperaba Miritxu.
Todo empezó a las 6.45 de la mañana del sábado 4 de abril, cuando cogí el tren de Pamplona a Madrid. Este fue el peor momento ya que un mal cálculo de la hora añadido a no encontrar sitio para aparcar provocaron que me montase en el tren apenas 2 minutos antes de que cerraran el paso.
El viaje Pamplona-Madrid, normal, un Alvia de duración aproximada 3 horas y la peli 27 vestidos, una comedia romántica que tiene algunos puntos graciosos aunque cuando han pasado unos cuantos minutos, te imaginas el final a la perfeccción, no da lugar a dudas.
En Madrid, muy fácil, ruta en metro hasta Barajas, tocaba terminal 2. Como iba con tiempo de sobra, almorcé tomando un café, una berlina y un muffin. Tras comprobar que no había ninguna red wifi abierta o fácilmente accesible, fui a comprobar mis líneas de check-in con la suerte de encontrarlas abiertas, con lo que me fuí a completar el trámite de facturar la maleta. Tras un pequeño susto inicial cuando la chica me dijo que ese no era mi vuelo (sí que lo era), me dio el billete y pase a la zona de salidas.
Mientras esperaba a que llegase la hora de embarcar rumbo a Copenhagen, leía El juego de Ender libro con el que estoy ahora. Sí, lo sé, ¿cómo no lo has leído antes siendo un clásico? en fin, no soy un gran lector, aunque me estoy rehabilitando 🙂 Fue en este momento cuando me di cuenta que únicamente tenía un boarding-pass cuando lo normal es que tuviese dos al hacer dos vuelos: Madrid – Copenhagen y Copenhagen – Aalborg. Aprovechando que justo en ese momento se encontraba la chica que me atendió en el check-in, fui a preguntarle. Me dijo que no sabía porqué había pasado, pero que iba a preguntar. De todas formas, no pasaba nada, cuando estuviese en Copenhagen podía ir al transfer center, sin salir de la terminal y me darían mi otro billete.
Pero no hizo falta, apenas 15 minutos más tarde, me llamaron por megafonía y me acerqué de nuevo al mostrador. Me dieron mis dos billetes, retorné el que yo tenía y todos contentos.
El vuelo Madrid – Copenhagen, sencillo. Unas 3 horas que se me pasaron muy rápidamente ya que estuve prácticamente algo más de hora y media dormido y el resto seguí leyendo el libro.
En Copenhagen me tocó esperar algo más de un par de horas, pero me dio tiempo a comer algo, hacer la buena acción del día y todavía esperar un rato a que llegase el momento de embarcar. La buena acción del día fue que mentras llegaba a mi puerta de embarque (la A30, que estaba perdida allí al final del aeropuerto tras una pateada de unos 15 minutos), vi un boarding-pass en el suelo con el ticket de la maleta incluído. Como no había nadie por ahí, lo cogí y le eché un vistazo. Era de una chica llamada Elena que viajaba a Francia. Ok, su puerta es la A20, me pilla de camino, a ver si la encuentro oo si no, la dejo en el mostrador (a ver si hay alguien). Cuando llegué a la A20, únicamente había una chica sentada en el suelo. Le pregunté a ver si se llamaba Elena, pero como pareció no entenderme, le dije si el billete que tenía en la mano era suyo. Cuando lo vió, me puso una cara de fiera y yo creo que pensó algo así como «me lo has robado!». Le dije que me lo había encontrado en el suelo y que como me pillaba de camino, lo traía a ver si encontraba al dueño. No dijo nada más… yo creo que no daba cuenta todavía de lo quehabía pasado. Yo seguí mi camino.
Y del resto del viaje, poco más. Tras la caminata hasta mi puerta de embarque y esperar unos 45 minutos, cogí el avión que por fin me dejó en Aalborg donde me esperaba Miritxu.